Esto ya no es una cobertura: Argentina 4 - Brasil 3 y otros

* En Buenos Aires, no hay un solo bar que no tenga tele. Pero no hay un solo bar que tenga Directv. Es sábado al mediodía y paseo sin destino por Núñez: en ningún bar dan Holanda-Dinamarca.

La página de la Euro 2012 te ofrece pagar por un buen streaming. Intento pagarlo y no anda. Y Directv tampoco ofrece un sistema pay per view: hay que suscribirse al sistema por un año.

No, gracias: fracaso rotundo de esta cobertura. Siempre que quise ser periodista, me salió mal.

* Los sábados al mediodía me dedico a la educación de mi hija, que ha decidido formarse en los valores del tenis. Al lado cueranteiras toman también una clase. Una de ellas, madre, esposa, festeja los puntos pegando unos alaridos agudos, histéricos, unas insoportables risas de hiena. El tenis es un deporte que trabaja con la concentración y el rumor lejano de la ciudad convertido en silencioso bajo continuo dentro del rectángulo de polvo naranja. Escribo esto con los ojos puestos en mi cuaderno, y un pelotazo de este ser de luz de cuatro décadas da en mi cabeza rapada y prominente.

* Ay, las mujeres. Nunca llegaré a entenderlas, pero trabajo de eso, vivo de eso, escribo y vivo para entender a las mujeres.

* El fútbol excluye a las mujeres.

* A la tarde vuelvo a casa con Benita. Vemos juntos Brasil-Argentina. En esta Euro no hay, no hubo, no habrá dos jugadores como Messi y como Neymar.

* "El trastorno es su forma de defender", dice Diego Latorre, nuevo comentarista preferido de los futboleros sensibles.

* Hay un brasileño que se llama Hulk.

* A la noche, Benita me acompaña a participar de una mesa en la Feria del Libro de Hurlingham. Nos echan rápido porque a continuación de nuestra mesa de literatura seria hay un show de Rudy Chernicoff, un tipo con dos gomas impresionantes. El hijo del escritor con el que leo se hace el canchero leyendo la Tiki Tiki (una sucesora tinellesca de El Gráfico). Creo que gusta de Benita.