1 de septiembre de 2012

Asadito en San Isidro (Martín Wilson)



Las novias de mis amigos no son Milf.
Esta noche tomé cerveza, un vino,
y dos whiskycitos.
La mezcla en mi cabeza, quilombo.
Escuchamos un cd rayado de Genesis,
siete veces el tema ese
en el que estalla la batería

in the air tonight.
Hablamos de División Miami, de náutica,
hablamos de televisión, de fútbol
-cuando nos alejamos los pibes
a fumar porro hablamos de minas, de software-
hablamos del kanikama
y de la pesca en general.
No somos cazadores de murciégalos

porque no sabíamos decirlo.
Estamos ciegos. No vemos luz.
Perdimos en la oscuridad.

Las chicas presienten
"el sonido sospechoso de silencio" del bebé,
la caída de su rey león.
Y no te dan bola.

En todas las reuniones escucho la palabra Venezuela.

Vuelvo caminando
del asadito cerca de la Catedral de San Isidro
En el bajo está todo oscuro,
un pibe juega con fuego. Malabares.
Un grupito charla en ronda,
las escuter al lado. Hay niños.
Hay olorcito a cannabis sativa.
Suena una guitarra detrás de un arbusto,
una artesana está agachada, mea, no se ve la luna.
El río está re quieto.

Los adolescentes cuando fuman hablan distinto.
Hay gallinas que sacrificaron estas noches,
qué bueno
que crean en otras cosas.

En el parking desolado del Carrefour,
un tipo solo al lado de su 4x4
y su carrito de compras
revisa su ticket.

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