Yo quería coger con Xuxa, qué querés que te diga (Martín Wilson)
"No tengo vocación de bufón"
Hugo Moyano
"Todo lo que somos es polvito en el aire"
Kansas - Dust in the Wind
Debuté en un cabaret de calle Oro a los catorce años. Un sábado antes de ir a la matiné de Engelberg, el Galo, la Feta, Teddy, Marcio, Corki, Tursi, Hacha y yo nos tomanos el 60 desde Olivos y mojamos por primera vez. Era el mismo cabaret de donde se corría la bola que lo habían visto salir a Marito Danton, nuestro entrenador de la novena, el mismo que decía que a la ovalada había que agarrarla como a una muñeca. A los gritos y con odio lo decía.
He oído muchas veces decir que debutar con una puta es traumático y también tuve que escuchar a los defensores de la verdad decir que haber pagado por sexo es un error, un horror condenable.
Yo tengo muy buenos recuerdos de esa primera vez. Todavía recuerdo cuando entramos al local, la mesa de pool, el terciopelo sucio, el humo, el olor a pucho, microclima rancio, a lubricante, lavandina, la goma de los forros se huele, escuchar decirle a un mujer: libre participación. Poder elegir fue hermoso. Los muchachos rodearon la mesa de pool. No había nadie, eramos sólo nosotros. Eran las cinco o seis de la tarde. Prendieron puchos y debatieron quién entraba con quién. Yo me mandé directo. Estaba re caliente y como dije... poder elegir, poder entrar en un lugar y de diez minas poder elegir me parecía un hecho maravilloso.
No me acuerdo la cara de la chica con la que elegí pasar. Sí me acuerdo que era muy rubia (teñida supongo), y que tenía puestas unas botas bucaneras como las de Xuxa. Y yo quería coger con Xuxa, que querés que te diga. Quise chuparle la concha pero no me dejó. En vez me chupó un poco la pija y después me ayudó a cogerla. Y no hay mucho más. Pero fue lindo. De tener la pija bien hinchada y venosa algo explotó y me relajé. La mezcla del olor a wasca, perfume de hembra y desinfectante... y la pasaste bien?
Algo que me no puedo olvidar es que en un momento en el cabaret empezó a sonar por los parlantes la canción esa de Kansas: Dust in the Wind. Y acordarme de la canción esa en el cabaret y las putas, las bucaneras y mis amigos me hace reír a mí solo. Cuando se lo mencioné a los muchachos no les llamó mucho la atención. Eso me llevé y era como recibirme porque la banda me recibió en la mesa de pool como a uno curtido que tenía algo para contar. Porque era el segundo. El primero en debutar había sido el Ruso Virovski con una mina que le consiguió el viejo pero era un embole su anécdota. Y con un familiar no contaba.
Por esa época nunca me imaginé que hoy a los casi 38 años, de repente, coger ya no me volvería tan loco. Mi persona me iba a encontrar más calmo. Cojo cuando realmente lo siento necesario, cuando me lo piden el alma y el corazón. Hasta llegué a simular orgasmos. También me hago la paja como uno saca la basura, los residuos, con mis novias imaginarias.
Ya no hollywoodeo con coger. Siempre me identifiqué con tipos como el Cuqui Silvani, Palermo cuando no era famoso, Ryan Giggs, Jean Pier Papin, Sergio Saturno, el Pastor Bevilaquia, jugadores que la pusieron en el angulo, hombre de buena racha adorados, odiados y silbados, que pasaron al anonimáto retirándose lentamente.
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