21 de junio de 2012

Llegué tarde a la literatura (Vicente Amadeo)


Llegué tarde a la literatura.
Como en el sexo,
la filosofía,
y las minas.
Sólo llegué temprano,
a los 14,
al amor platónico
y al alcohol

Llegué tarde a la literatura.
Y como en todo
a lo que se llega tarde,
te queda un poco
el entusiasmo
del amateur,
del recién llegado,
del que está gratis.
Todo ganancia.
El Peter Sellers
de la fiesta.

Leés una cosa,
después otra
nada que ver.
Leés 20 libros
de David Lodge,
y si tiene más
también.
Y es David Lodge.
Sin haber leído a Joyce
ni a Borges
ni a nadie.


Leí
algunas
novelas
eternas,
de esas que nadie
volverá a escribir:
Mann
Balzac
Dostoievski
y pará de contar.

Pero también leí
“Cumpliendo 30”
cuando cumplí 30.
Y no me pidas
el nombre del autor.


Tengo mis ídolos:
Chesterton
Fitzgerald
Papini
James
Yates
London
Bioy Casares
Cortázar.

Leo
al azar.
Porque sí.
Para Literatura Inglesa en  la UBA
me pintó leer Iris Murdoch.
Para un trabajo final
sobre feminismo
y literatura
Cualquier cosa:
UBA,
Literatura Inglesa
y Murdoch
No me preguntes
qué pienso de ninguna de las tres.

La que sí me quedó
es Jane Austen
Y el enamoramiento
súbito de cualquier minita
que mencione
a Jane Austen.
No es joda.
Virginia Woolf dijo que atrás
de todo el boludeo amoroso
suena fuerte la risa
de Jane Austen.

Leer te cambia la vida.
Toda la vida.
La vida curricular,
la vida profesional,
la vida amorosa y
tu intimidad.
No como decía el gil
de Vargas Llosa
que sirve para compensar
las cosas que te pasan
en la vida real.
No: leer te cambia
la vida real.
En lo que importa.
En donde importa.
Porque hay algo
de leer que está
muy bueno.
Y es cuando
leés algo que
te pega.
Te dan ganas
de levantar la cabeza
y preguntar:
¿Quien sabía que
yo necesitaba leer
esto?

Leer está tan bueno
que lo bueno de estudiar
es que se parece mucho a leer.
Leer, como estudiar,
son lo opuesto a
vivir.
Entonces el que leyó
es un verdadero heavy.
Porque además
de vivirla
se dio el lujo
de no vivirla.
Porque entre
el que vivió todas
y no estudió
y el que vivió todas
y estudió,
¿con cuál
te quedás?

Leer te sirve
también
para hacerte
el que leés.
Para hacerte
el que sabés.
O para hacerte el
que no sabe
pero que en realidad
algo sabe.
El distraído
que por ahí
te cita a Bukowski
o a Carver.
Ese la pone
seguro.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

sólo quiero decir que este poema sobre leer me gustó mucho.

gracias!

jaquelina miranda dijo...

me toca, me toca fuerte!