22 de febrero de 2012

El tren es un tour de sinceridad nacional (Martín Wilson)


El tren no se pierde, no puede, no sabe. No tiene esa libertad. Sigue la misma vía, es costumbrista. Cree en la rutina, ideal para los países en vías de desarrollo from here to eternity.
Llegar a Retiro tantas veces es un novela dramática. La decadencia insiste siempre, el marketing insiste siempre: promotoras rubias, globos de helio, mini zeppelins a color dirigibles branded. El tren que yo tomo llega de Tigre --“El Mitre” y su ramal de estaciones: Carupá, San Fernando, Virreyes, San Isidro, La Lucila, Vicente López, Nuñez, Belgrano. Sobre una de las viejas oficinas –de la colonia olvidada–, el arte callejero y un mural progresan: una locomotora vieja, imponente, inmigrante, con colores alegres y la ciudad de fondo que intenta ser moderna. ¡Parece Berlín!
Muchos vagones duermen al sol, desarmados. Cuántos pasajeros sueñan de hacerlos cabañas en la montaña o frente a alguna playa de alguna costa mosquito. Las cabinas, las instalaciones y el ferrocarril de Liverpool sobrevivieron más que los negocios, el saqueo.
Regazzoni se ríe y taladra en su estudio, un galpón tomado prestado. Ríe porque vive de los restos. En París todos quieren ver los restos. El arte del reciclaje, alambres, hierros, caños, fierritos, caños y basura devuelta hecho bella, el posavasos, la maceta de la era industrial en bruta elegancia. El arte del desuso.
De otro punto llega otra linea. Para que algunas lineas estén mejores otras tienen que estar peores. Y por eso, la comparación constante, las miradas que saben, se sospechan los destinos; cuántos rencores.
Ahí están llegando todos, parece una postal. A los costados la Villa 31 crece para arriba. Un par de casas llegan hasta tener cuatro pisos, desde el vamos que tenían sum. Están pintado todo de muchos colores. ¡Parece Pelourinho! Sobresalen los tanques de agua. Hay muchísimos tanques de agua. La autopista Doctor Arturo Umberto Illia (AV1 Norte), el acceso al centro de la ciudad desde la Lugones hasta la 9 de Julio, está muy viva. Noot Sear y Justin Timberlake perfumados por Givenchy Play miran todo. Están hermosos. Nadie les dijo que iban a parar ahí. "Cada vida es un mundo”, dice Personal móvil. La vida un quilombo, eso es personal.
El tren viaja por la parte de atrás. Te pasea por los culos de los mundos. Los baldíos, los jardines, los patios, las piletas, las pelopinchos, las bombachas, los calzoncillos, los enanos de jardín descoloridos, la parrilla oxidada, las tejas rotas. Las casas de espaldas no usan maquillaje. El tren es un tour de sinceridad nacional. Es casi siempre el deterioro del auge. Por es todo tiembla cuando pasa la máquina.
Este tren no chocó todavía. Ya va a chocar.

5 comentarios:

Marina Agra dijo...

Puf

Andrea dijo...

"Nada como un tren para descubrir los espacios íntimos de un lugar. Los rieles atraviesan la trastienda de las casas, delatan los jardines convertidos en selva y las piletas contaminadas. Los que están fuera del tren miran a los de adentro con los ojos llenos de curiosidad. Los de adentro los miran perplejos, mordiéndose los labios. Nadie sabe realmente qué pasa del otro lado. Es el intercambio de miradas entre un hombre y un pez.
(Emilio Cicco, "En Campaña con Duhalde y Ortega", en: MAxi Tomas (comp) (07) La Argentina Crónica. Historias reales de un país al límite.)

Frescor dijo...

I ♡ Wilson

Gustavo dijo...

Un tren que recorra el pais. Como si fueran venas que van llenando de energia y alimentando cada region.
Hasta que no haya un plan en serio tragedias como la de Once seguiran ocurriendo.

Andrea dijo...

hoy abro un libro que había dejado por la mitad hace varios meses, en el lugar exacto donde quedó estancado el señalador. Chusmeo desde el primer punto y aparte para ver en qué andaba. Y dice:
"Porque hoy en día los transportes pùblicos son el lugar por excelencia en el que la noción de espacio público conserva un sentido. Es en el interior de los trenes en movimiento y en las estaciones en las que se cambia de lína o de medio de transporte donde el espacio pùblico firma su existencia de manera eventualmente contradictoria. El espacio público, si entiende como el espacio concreto en el que todo el mundo se cruza con todo el mundo, pero tambièn como el espacio abstracto en el que se forma la opinión pública, queda identificado en gran parte con el espacio de los transportes pñublicos. Grandes masas de egnte los utilizan cada día, y en ellos se enteran de las últimas noticias, de vez en cuando echan un vistazo a los anuncios que estçan fijados en sus paredes, y allí es donde viven la experiencia concreta del funcionamiento de los servicios públicos -no sólo de los transportes, sino también de los agentes de seguridad, de la policía, del ejército y, de una manera más amplia, de una política global cuyo eco tiene una resonancia particular bajo las grandes cristaleras de las estaciones del siglo XIX-. El sentimiento de inseguridad está en estado latente, y las emociones populares están prontas a manifestarse en el momento de una inspección o de un retraso"