25 de enero de 2012

Poema al Coco Basile (Washington Cucurto)

No sé, no sé,
ni quiero saber,
ni me interesa oír como vino la mano en la selección, Coco.
Lo único que sé es que yo te banco.
El tarambana periodista deportivo
te puso "El señor Pelo de Chinchilla"
y me parece un apodo repugnante.
Un apodo que no va
con la estirpe de un caballero de la conducción técnica.
¡Si muchos imberbes del verso y de la oración deportiva supiera lo complejo que es dirigir a un equipo de fútbol!
¡Tantos egos en juego!

¡T u e go! 
a s e g o s en j
n o


¡Tantos fucking egos en fuego!
¡Tantos egos y juegos en fucking!

¡Solo una persona que haya vivido una situacion semejante sabe lo que eso representa!
¡Los egos son un dolor de huevos!
¡Es la conducta del crack ante el pueblo que todo lo perdona!

Pero ahí sigue en pie,
el Coco Basile, un señor director técnico que ¿fracasó en la selección?

Azules están los campos porque vuelve el Coco.
La Bombonera ruge como si le hubieran puesto una bomba en el culo.
Los detractores llenan las páginas de los diarios a doble columna.

Hay traidores,
hay desestabilizadores.

No quiero ni pensarlo. 

El buen amigo de Bahía Blanca regresa con su bolso al hombro ahora para comenzar una nueva etapa en Racing. ¡Una vez mas!
Viene a dirigir al equipo. 

Admiremos a los hombres que se atreven a dirigir pelotones enteros de pataduras, burros, soberbios que deberían estar limpiando vidrios de autos.
(Con todo respeto hacia los limpiadores de vidrios de autos, eh).
Los futbolistas actuales le birlan el puesto a los limpiadores de vidrios de autos, eh.

Admiremos al caballero del fútbol argentino aquel que se sentó en el banco a enseñarle a actuar a estos muertos inválidos.

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