10 de noviembre de 2011

Anoche soñé que era kirchnerista (Martín Prieto, inédito)

Anoche soñé que era kirchnerista, 
que cenábamos vos y yo en una mesa política
que en la mesa de al lado
cenaban los Kirchner, el Presidente 
-así les dicen, en España 
y en los Estados Unidos a los ex- presidentes:
Presidente, y la Presidenta. Como era verano, y hacía calor
y era una cena política pero informal
el Presidente y la Presidenta estaban descalzos.
Vos -eso me pareció- estabas más atenta a los discursos:
yo sólo miraba los pies. Los pies flacos y largos
del Presidente, los pies de la Presidenta tratados
en pedicuría -tratamiento que no lograba disimular
ni las anfractuosidades del pie presidencial ni
unas durezas amarillas en la base del talón. El
Presidente y la Presidenta discurseaban
se interrumpían amable y amorosamente
se reían y cada tanto se levantaban para marcar cosas
en un mapa que había sobre un pizarrón -momentos
 que yo aprovechaba para focalizar más y más
sobre los pies presidenciales. Cada tanto, dejaban
que otros hablaran también: era, a su modo, una
bajada de línea coral. Para orgullo y alegría de nuestra mesa
en un momento le dieron la palabra a un joven que
estaba sentado con nosotros: no más de veinte años
y vieran qué locuacidad, y qué celebrada su locuacidad.
Yo -no, vos no, vos ya eras de allí- que era un recién llegado
tuve que preguntar:-¿y este quién es?
-Dolci, me dijeron. Es el sobrino del diputado Dolci.
Pero Dolci, pensaba yo en el mismo sueño, dándome cuenta
de que se trataba de un sueño, es el número 8 de Ñuls, que
anoche, mientras me quedaba dormido, perdía tristemente
contra un equipo boliviano. Sin embargo, la potencia
de la ficción le ganaba a la pobreza del realismo futbolero y Dolci
con su insoportable juventud hablaba y hablaba e incluso
contrapunteaba con los presidentes en esa linda cena
de verano y de calor en la que no todos estaban
contentos. Mi cuñado, por ejemplo, que se ve que quería
hablar pero no lo dejaban, o no lo invitaban, me decía:
-Acá, si no te llamás Dolci, no te dejan hablar. Yo trataba
de explicarle que era toda una confusión, que Dolci
no era diputado, que era un 8 medio malo de Ñuls.

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